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María, Madre de Dios (Theotokos)

  • Segundo Álvarez
Date preached September 18, 2025

Hoy damos un paso más en nuestro camino de Apologética Católica: contemplamos a María como Madre de Dios (Theotokos). Este título, definido solemnemente en el Concilio de Éfeso (431), no es un mero elogio mariano, sino una afirmación cristológica: si Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre en una sola persona, entonces María es con toda verdad Madre de Dios.

  1. Fundamento bíblico

📖 Lucas 1,43:

“¿Y de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?”.

Isabel, llena del Espíritu Santo, llama a María “Madre de mi Señor”. En lenguaje bíblico, Señor (Kyrios) se refiere al mismo Dios. Por tanto, confesar a María como Madre del Señor es reconocer la divinidad de Cristo.

📖 Gálatas 4,4:

“Cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley”.

Pablo subraya: el Hijo eterno de Dios entra en la historia naciendo de una mujer. Esa mujer no dio a luz a “una parte” de Cristo, sino a la única persona del Verbo encarnado.

📖 Juan 1,14:

“El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.

La encarnación une inseparablemente divinidad y humanidad en Cristo. María es madre no solo de su humanidad, sino de la Persona divina que asumió la carne.

  1. Testimonio patrístico

Los Padres de la Iglesia defendieron ardientemente el título Theotokos:

  • San Ignacio de Antioquía (s. I-II): “Nuestro Dios, Jesucristo, fue llevado en el seno de María según la economía de Dios”. (Carta a los Efesios, 18).
  • San Atanasio (s. IV): “La Virgen María es verdaderamente Madre de Dios, porque engendró según la carne al Verbo de Dios hecho hombre”.
  • San Cirilo de Alejandría, gran defensor en Éfeso: “Si alguno no confiesa que el Emmanuel es Dios verdadero y que, por tanto, la santa Virgen es Madre de Dios (Theotokos), sea anatema”.
  1. Magisterio de la Iglesia
  • Concilio de Éfeso (431): definió solemnemente el título Theotokos frente a Nestorio, que proponía llamarla solo Christotokos (Madre de Cristo). La Iglesia afirmó que dividir así la maternidad es dividir la persona de Cristo.
  • Concilio Vaticano II – Lumen Gentium (n. 53):

“La Virgen María, que al anunciarse el ángel recibió al Verbo de Dios en su corazón y en su cuerpo, y dio la Vida al mundo, es reconocida y honrada como verdadera Madre de Dios y del Redentor”.

  • Catecismo (CIC 495):

“La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios porque engendró según la carne al Hijo eterno del Padre, que es Dios mismo”.

  1. Apología frente a objeciones
  • Objeción protestante: “María no puede ser Madre de Dios porque Dios es eterno; ella solo dio a luz a la humanidad de Cristo”.
    ✅ Respuesta: María no es madre de la divinidad eterna del Hijo, sino de la persona divina del Verbo encarnado. Y como Cristo no está dividido en dos personas, sino es uno solo, se afirma correctamente que María es Madre de Dios.
  • Objeción racionalista: “Es un exceso de devoción mariana”.
    ✅ Respuesta: No es un título mariano, sino cristológico. Defender Theotokos es defender que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.
  1. Dimensión espiritual

El título Madre de Dios nos enseña que:

  1. Cristo es uno solo: no se puede separar su humanidad de su divinidad.
  2. María es modelo de fe: ella creyó en la Palabra y llevó en su seno al Salvador.
  3. Somos hijos en el Hijo: si María es Madre de Dios, también es madre espiritual de todos los discípulos de Cristo (cf. Jn 19,26-27).
  1. Aplicación práctica
  • Para el empresario o líder: reconocer a María como Madre de Dios es reconocer que en nuestra vida y en nuestras empresas necesitamos unir fe y acción, divinidad y humanidad, valores y decisiones concretas.
  • Para la familia: recordar que toda maternidad tiene una dignidad única, porque en María vemos la grandeza de ser cooperadores de Dios en el don de la vida.
  • Para el discípulo cotidiano: aprender a recibir a María en la propia casa, como hizo Juan, y dejar que su intercesión nos guíe.
  1. Conclusión

Confesar a María como Theotokos es afirmar la fe en el misterio de la Encarnación: Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nació de una mujer.

👉 Cuando decimos “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros”, no repetimos un título vacío: proclamamos la verdad de nuestra fe y pedimos a aquella que llevó en su seno al Hijo eterno que también lleve nuestras vidas hacia Cristo.

📌 Cierre para el oyente:
“La próxima vez que reces el Avemaría, detente en esas palabras: Madre de Dios. Que ellas fortalezcan tu fe en la divinidad de Cristo y en la cercanía maternal de María en tu camino”.

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