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Episodio 18: San Sotero, el Papa de la caridad y la firmeza doctrinal

  • Segundo Álvarez
Date preached September 22, 2025

Bienvenidos a este nuevo episodio de Camino en la Sucesión, un proyecto de CIVIC-ODM, donde recorremos la historia de los primeros Papas como custodios de la fe y de la sucesión apostólica.
Hoy nos detenemos en el Papa número 12: San Sotero (166–175 d.C.), sucesor de San Aniceto.

  1. Contexto histórico

El pontificado de San Sotero transcurre aproximadamente entre los años 166 y 175 d.C., durante el reinado del emperador Marco Aurelio. Fue una época compleja:

  • Por un lado, las persecuciones contra los cristianos se intensificaban en algunas regiones del Imperio.
  • Por otro, las herejías gnósticas y marcionitas seguían amenazando la fe.
  • Y al mismo tiempo, la Iglesia continuaba creciendo y consolidando su estructura en torno al obispo de Roma.

San Sotero asumió el ministerio petrino en medio de este ambiente de hostilidad externa y confusión interna, y supo dar testimonio de la caridad y de la verdad.

  1. La caridad como distintivo cristiano

San Sotero se destacó por su generosidad hacia los pobres, los huérfanos, las viudas y los perseguidos.

  • Según Dionisio de Corinto, Sotero envió ayudas económicas y materiales a las comunidades necesitadas, mostrando la preocupación de Roma por todas las Iglesias.
  • La caridad no era solo un acto de beneficencia, sino un signo de unidad en Cristo y de la universalidad de la Iglesia.

📌 Bajo su pontificado se fortaleció la costumbre de que la Iglesia de Roma ayudara a las demás Iglesias, prefigurando el papel posterior de la caridad papal universal.

  1. Defensa doctrinal frente a las herejías
  • Sotero reafirmó la condena contra los gnósticos, que despreciaban el matrimonio y la vida corporal, afirmando en cambio la santidad del matrimonio cristiano y la dignidad de la carne redimida por Cristo.
  • De este modo, la Iglesia defendía la encarnación real del Hijo de Dios frente a las doctrinas que la negaban.
  • Al mismo tiempo, sostuvo la necesidad de permanecer en la enseñanza apostólica, transmitida en la sucesión de los obispos.
  1. Magisterio y disciplina

San Sotero insistió en que el Obispo de Roma tenía la misión de confirmar a los hermanos en la fe, como sucesor de Pedro (Lc 22,32).

  • Reforzó la disciplina eclesial, recordando que la comunión eucarística exigía fe recta y vida coherente.
  • Defendió la práctica de la penitencia como camino de reconciliación, en continuidad con sus predecesores.
  1. Legado de San Sotero
  1. Caridad universal: la Iglesia de Roma como madre que cuida de todas las Iglesias.
  2. Defensa de la santidad del matrimonio frente al desprecio gnóstico.
  3. Reafirmación de la autoridad doctrinal del Papa en tiempos de confusión.
  4. Unidad de fe y caridad como sello de la Iglesia apostólica.
  1. Conclusión apologética

El pontificado de San Sotero nos muestra que la Iglesia, aun en medio de persecuciones y herejías, brillaba por dos realidades inseparables: la caridad concreta hacia los necesitados y la fidelidad doctrinal al Evangelio.
Así, Roma no era solo la sede de la doctrina, sino también la sede de la caridad.

San Sotero nos recuerda que la sucesión apostólica no es solo custodia de la verdad, sino también ejercicio de amor pastoral hacia toda la Iglesia.

📑 Anexo – Camino en la Sucesión: San Sotero (166–175 d.C.)

  1. Testimonio patrístico sobre la caridad romana

El obispo Dionisio de Corinto (mediados del siglo II) escribió a la comunidad de Roma, agradeciendo la generosidad de San Sotero:

“Desde el principio, vosotros, los romanos, habéis practicado esta costumbre de enviar ayuda a las diversas Iglesias. Conserváis esta tradición, que vuestros antepasados os transmitieron, de socorrer a los hermanos en necesidad, de sostener a los que están en las minas, y de enviar auxilios a los que sufren.”
(Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, IV, 23).

📌 Esto muestra que Roma no solo custodiaba la fe, sino que también sostenía material y espiritualmente a las demás Iglesias, manifestando la universalidad del amor cristiano.

  1. Disciplina eucarística: fe recta y vida coherente

San Sotero recordó que la Eucaristía es el sacramento de la unidad en la fe y el amor.

  • Fe recta: no se podía comulgar permaneciendo en doctrinas contrarias a la enseñanza apostólica (como las gnósticas o marcionitas).
  • Vida coherente: la comunión no era un rito mágico; exigía un estilo de vida acorde con el Evangelio.

📖 San Pablo ya había advertido:

“Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor” (1 Cor 11,27).

San Sotero, en continuidad con San Aniceto y sus predecesores, insistió en que la comunión no podía desligarse de la conversión interior y exterior.

  1. La penitencia como camino de reconciliación

En una época de persecuciones, algunos cristianos negaban la fe para salvar la vida, y luego buscaban volver a la Iglesia.

  • Los rigoristas querían excluirlos para siempre.
  • San Sotero mantuvo la línea de la penitencia pública y gradual, que permitía la reconciliación después de un proceso de arrepentimiento y conversión.

📌 Este equilibrio fue clave:

  • Se evitaba la laxitud: no era un perdón barato, sino un proceso serio de penitencia.
  • Se evitaba el rigor extremo: no se negaba para siempre la misericordia a los arrepentidos.

Así, la Iglesia preservaba tanto la santidad del sacramento como la esperanza del pecador arrepentido.

  1. Legado disciplinar de San Sotero
  1. Eucaristía como signo de unidad en la verdad y la vida → no basta la presencia física; se requiere la fe y la conversión.
  2. Penitencia como sacramento de misericordia y disciplina → ya anticipa la doctrina posterior de la reconciliación sacramental.
  3. Continuidad apostólica → lo que la Iglesia hacía no era invención, sino continuidad de la enseñanza de Pedro, Pablo y Juan.
  1. Conclusión apologética

El legado de San Sotero subraya una verdad central: la fe cristiana no es solo doctrina, sino vida.

  • La Eucaristía exige coherencia de fe y vida.
  • La penitencia abre la puerta de la reconciliación para el que se arrepiente.
  • La caridad sostiene la comunión entre Iglesias.

De este modo, en la sucesión apostólica, Sotero encarna al Pastor que protege la fe, sana a los pecadores y alimenta con caridad al pueblo de Dios.

 

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