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Episodio 19: San Eleuterio, el Papa de la universalidad y la libertad cristiana

  • Segundo Álvarez
Date preached September 22, 2025

Bienvenidos a este nuevo episodio de Camino en la Sucesión, un proyecto de CIVIC-ODM, donde recorremos la historia de los primeros Papas como custodios de la fe y de la sucesión apostólica.
Hoy nos detenemos en San Eleuterio, decimotercer Papa de la Iglesia, que gobernó entre los años 175 al 189 d.C.

  1. Contexto histórico

El pontificado de San Eleuterio se extiende aproximadamente del 175 al 189 d.C., durante el final del reinado de Marco Aurelio y parte del de Cómodo.

  • La Iglesia sigue creciendo en número y extensión geográfica.
  • Aparecen nuevas herejías que intentan alterar la fe apostólica, como el montanismo en Frigia.
  • Al mismo tiempo, el cristianismo comienza a definirse más claramente frente al judaísmo y al paganismo, consolidando su identidad católica y universal.
  1. Defensa frente al montanismo

El montanismo, movimiento surgido en Asia Menor, promovía:

  • Nuevas profecías supuestamente inspiradas por el Espíritu Santo.
  • Un rigor moral extremo (ayunos excesivos, rechazo del perdón postbautismal).
  • La idea de que la Iglesia necesitaba ser “restaurada” por estas revelaciones.

📌 Respuesta de Eleuterio:

  • Rechazó las revelaciones privadas del montanismo, afirmando que la revelación terminó con los Apóstoles.
  • Defendió la autoridad de la sucesión apostólica y del magisterio papal sobre cualquier profeta o visionario.
  • Mostró que la Iglesia está guiada por el Espíritu Santo, pero dentro de la tradición apostólica y no en oposición a ella.
  1. Apertura universal del cristianismo

Durante su pontificado se consolidó la comprensión de la Iglesia como universal (católica):

  • Se alejaba definitivamente de los ritos judíos obligatorios, reafirmando la libertad cristiana.
  • El documento Liber Pontificalis atribuye a Eleuterio la decisión de abolir prohibiciones alimenticias impuestas por algunas comunidades, afirmando que los cristianos pueden comer todos los alimentos creados por Dios (cf. 1 Tim 4,3-5).
  • Esto fue clave para mostrar que el cristianismo no es una secta judía, sino la plenitud de la revelación para todos los pueblos.
  1. Magisterio y disciplina eclesial

San Eleuterio reforzó el papel del Obispo de Roma como:

  • Juez doctrinal: frente a herejías como el montanismo y el gnosticismo.
  • Padre universal: consolidando la autoridad papal como referente de todas las comunidades.
  • Guardián de la libertad cristiana: subrayando que la verdadera fe no se mide por prácticas externas, sino por la comunión con Cristo en la Iglesia.
  1. Legado de San Eleuterio
  1. Condena del montanismo y de toda pretensión de nuevas revelaciones.
  2. Defensa de la tradición apostólica como criterio de verdad.
  3. Consolidación de la identidad católica: la fe es para todos, más allá de leyes judías o costumbres paganas.
  4. Afirmación de la libertad cristiana frente a rigorismos.
  1. Conclusión apologética

El pontificado de San Eleuterio marca un paso decisivo: la Iglesia se reconoce como católica y universal, no prisionera de legalismos, sino guiada por el Espíritu Santo en la tradición apostólica.
Frente a profetas falsos y doctrinas severas que negaban la misericordia, Eleuterio reafirmó que la verdad está en la sucesión de Pedro y en la unidad visible de la Iglesia.

 

📑 Anexo – El Montanismo y la respuesta de la Iglesia

  1. Origen y contexto
  • El montanismo surge en Frigia (Asia Menor) hacia el año 156 d.C.
  • Fundador: Montano, acompañado por dos mujeres profetisas, Prisca y Maximila.
  • Se presentaba como un “nuevo movimiento espiritual” dentro del cristianismo, con un fuerte tono apocalíptico y rigorista.
  1. Doctrinas principales del montanismo
  1. Nuevas revelaciones: afirmaban que el Espíritu Santo seguía revelando verdades superiores a las transmitidas por los Apóstoles.
  2. Rigor moral extremo:
    • Ayunos excesivos.
    • Prohibición de segundas nupcias.
    • Desprecio del perdón postbautismal: los pecados graves después del bautismo eran imperdonables.
  3. Eclesiología distorsionada: los montanistas creían que sus profetas tenían más autoridad que los obispos.
  4. Apocalipticismo: proclamaban el inminente fin del mundo y establecían “nuevas Jerusalén” en Asia Menor.
  1. Atracción y peligros
  • Sedujo a muchos cristianos por su aparente fervor y radicalidad.
  • Incluso Tertuliano, gran teólogo de Cartago, acabó adhiriéndose al montanismo en su madurez.
  • El peligro radicaba en:
    • Dividir a la Iglesia entre “espirituales” y “carnales”.
    • Desacreditar el papel del episcopado y de la sucesión apostólica.
    • Introducir un evangelio “nuevo”, distinto del recibido de Cristo.
  1. La respuesta de San Eleuterio y de la Iglesia
  • Discernimiento apostólico: el Papa Eleuterio y otros obispos rechazaron el montanismo, no porque despreciaran la acción del Espíritu, sino porque contradecía la tradición apostólica.
  • Criterio bíblico:
    • Hebreos 1,1-2: “En estos últimos tiempos nos ha hablado por su Hijo”.
    • La revelación es plena en Cristo, y no necesita añadidos posteriores.
  • Criterio eclesial: el Espíritu Santo actúa en la Iglesia a través de la sucesión apostólica, no contra ella.
  • Criterio pastoral: la penitencia y la misericordia son parte de la fe; excluir para siempre al pecador arrepentido niega el corazón del Evangelio.
  1. Legado del discernimiento contra el montanismo
  1. Defensa de la clausura de la revelación: con los Apóstoles se completó la revelación de Dios.
  2. Confirmación de la autoridad episcopal y papal frente a profetas carismáticos.
  3. Reafirmación de la disciplina penitencial como camino de reconciliación y misericordia.
  4. Claridad en la identidad católica: la verdadera Iglesia es universal, misericordiosa y apostólica, no sectaria ni elitista.
  1. Reflexión apologética

El montanismo muestra cómo los excesos espirituales pueden desviar la fe, incluso si nacen con aparente fervor. La Iglesia, guiada por San Eleuterio y la sucesión apostólica, supo discernir que la verdadera novedad no está en “nuevas revelaciones”, sino en la eterna novedad de Cristo.

 

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