. El contexto en tiempos de San Marcos
- A mediados del siglo IV, la Iglesia ya contaba con un canon bíblico en proceso de fijación, aunque aún existían debates sobre algunos libros.
- Los escritos apostólicos circulaban en diversas comunidades en forma de códices y rollos.
- El papel de Roma, especialmente desde San Marcos, fue respaldar el trabajo de clarificación y preservación de la Escritura, consciente de que la unidad doctrinal dependía también de un texto seguro y auténtico.
- El canon bíblico en formación
- Ya en el siglo II, autores como San Ireneo y el Fragmento Muratoriano mencionaban una lista de libros aceptados.
- A mediados del siglo IV, en Oriente y Occidente se coincidía en la mayor parte del canon actual, aunque había debates sobre:
- Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis.
- Los concilios locales de Hipona (393) y Cartago (397, 419), en comunión con Roma, confirmaron la lista que hoy conocemos.
👉 Roma jugó un papel clave al recibir y custodiar esta tradición, asegurando que la fe de las comunidades se mantuviera en unidad.
- San Jerónimo (c. 347–420) y la Vulgata
- Encargado por el Papa San Dámaso I (366–384), Jerónimo tradujo la Biblia al latín desde los textos originales.
- Su obra, llamada Vulgata (“común”), se convirtió en la versión oficial de la Iglesia.
- Jerónimo no solo tradujo, sino que también comentó, corrigió y comparó manuscritos, siendo pionero en la crítica textual cristiana.
- El valor apologético del canon y la Vulgata
- El canon bíblico muestra que la Biblia no cayó del cielo ya formada, sino que fue discernida por la Iglesia en la sucesión apostólica.
- La Vulgata es signo de que la Iglesia busca siempre fidelidad al texto original, accesibilidad para el pueblo y unidad en la fe.
- Roma, con San Marcos y luego con Dámaso, jugó un papel esencial: la Palabra escrita debía estar siempre enraizada en la Tradición viva.
- Continuidad hasta hoy
- El Concilio de Trento (1546) reafirmó el canon definitivo, el mismo discernido en los siglos IV-V.
- En 1979, San Juan Pablo II promulgó la Nova Vulgata como versión oficial de la Iglesia, actualizando el trabajo iniciado por Jerónimo.
✅ Dimensión pedagógica y apologética:
Este anexo muestra que:
- El Papa y la Iglesia custodian no solo la interpretación de la Escritura, sino también su transmisión material y textual.
- La unidad del canon es signo visible de la unidad de la Iglesia.
- Roma ha sido desde el principio garante de que la fe recibida de los Apóstoles permanezca intacta, tanto en su contenido como en su fundamento bíblico.