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Episodio 97: San Agapito I (535–536 d.C.) – La fe que vence al poder

  • Segundo Álvarez
Date preached October 6, 2025

Bienvenidos a este nuevo episodio de Camino en la Sucesión, un proyecto de CIVIC-ODM en el que recorremos juntos la historia de la sucesión apostólica desde San Pedro hasta los primeros Papas, mostrando cómo la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, ha mantenido fielmente el depósito de la fe.
Hoy nos detenemos con el Papa n.º 60: San Agapito I (535–536 d.C.)

🕰️ Contexto histórico

El pontificado de San Agapito I se sitúa en una de las etapas más turbulentas del siglo VI.
Roma, tras haber sido gobernada por los ostrogodos, se encontraba bajo la influencia del rey Teodato, mientras el Imperio Bizantino de Justinian I avanzaba para restaurar la unidad política y religiosa del antiguo imperio romano.
En medio de esta tensión entre Oriente y Occidente, el Papa Agapito emergió como una figura de fe firme y coraje moral.

Su pontificado duró apenas once meses, pero bastaron para dejar una huella profunda en la historia de la Iglesia, especialmente por su misión en Constantinopla y su defensa de la ortodoxia frente al cesaropapismo bizantino.

⚖️ La misión diplomática ante el emperador Justiniano

En el año 536, el rey godo Teodato envió a Agapito a Constantinopla con el propósito de evitar una invasión bizantina.
El Papa aceptó la misión, no tanto por razones políticas, sino como una oportunidad para afirmar la independencia espiritual de la Iglesia frente al poder imperial.

En la corte de Justiniano, Agapito fue recibido con solemnidad, pero pronto descubrió que el patriarca de Constantinopla, Antimo, sostenía posiciones doctrinales cercanas al monofisismo, lo cual contradecía las enseñanzas del Concilio de Calcedonia.
El Papa, con valentía apostólica, exigió la remoción de Antimo y, en su lugar, consagró al ortodoxo Menas como nuevo patriarca.

Este acto fue una de las afirmaciones más claras de la autoridad papal sobre las sedes orientales, reforzando la primacía doctrinal de Roma.
Incluso el propio Justiniano —aunque poderoso— se inclinó ante la fuerza moral del sucesor de Pedro.

“Ningún poder del mundo puede imponer la fe: la verdad no se decreta, se reconoce.”

🛡️ Defensa de la fe y la ortodoxia

San Agapito I sostuvo con firmeza que el Papa debía ser guardián de la fe revelada, no un funcionario del emperador.
Rechazó todo intento de subordinación de la Iglesia al poder político, encarnando el principio que siglos después se resumiría en la fórmula:

“El Papa no está sometido al César, porque sirve al Rey de reyes.”

Este testimonio marcó una línea divisoria entre la esfera espiritual y la temporal, anticipando el largo debate sobre la independencia de la Iglesia frente al Imperio.

🕊️ Vida espiritual y ejemplo pastoral

Agapito era conocido por su vida austera y su profunda devoción.
Durante su breve pontificado, fundó una biblioteca eclesiástica en el Laterano, continuando el legado cultural de sus predecesores.
Promovió la formación del clero y la enseñanza de la Escritura, convencido de que la ignorancia era la raíz de muchas desviaciones doctrinales.

Murió en Constantinopla el 22 de abril de 536, lejos de Roma, mientras cumplía su misión de paz y verdad.
Fue sepultado en la Basílica de San Pedro, y su memoria se celebra el 22 de abril.

🕯️ Significado teológico y apologético

El pontificado de San Agapito I enseña tres verdades fundamentales:

  1. La autoridad espiritual de la Iglesia no proviene del favor de los reyes, sino del mandato divino recibido por Pedro.
  2. La fe ortodoxa debe ser defendida incluso a costa del poder político.
  3. La verdadera unidad entre Oriente y Occidente solo puede fundarse sobre la verdad, no sobre la conveniencia imperial.

En un mundo donde la tentación del poder siempre amenaza la integridad de la fe, Agapito se alza como símbolo de una Iglesia libre ante los poderosos, fiel a su misión divina.

📖 Reflexión final

Hoy, cuando la Iglesia dialoga con los poderes del mundo, el ejemplo de Agapito I sigue siendo actual:
la diplomacia cristiana no puede renunciar a la verdad.
El Papa fue político, pero nunca político antes que pastor.
Y su muerte en Constantinopla, lejos de Roma, simboliza que la fe auténtica no tiene fronteras cuando se sirve al Evangelio.

“El poder del Papa no se mide en dominios, sino en fidelidad a Cristo.”

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