Bienvenidos a este nuevo episodio de Camino en la Sucesión, un proyecto de CIVIC-ODM en el que recorremos juntos la historia de la sucesión apostólica desde San Pedro hasta los primeros Papas, mostrando cómo la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, ha mantenido fielmente el depósito de la fe.
Hoy nos detenemos con el Papa n.º 61: Silverio (536–537 d.C.), sucesor inmediato de San Agapito I,
🕰️ Contexto histórico
El pontificado de San Silverio se desarrolla en una de las épocas más convulsas de la historia de la Iglesia y del Imperio.
Tras la muerte de San Agapito I en Constantinopla, Roma fue ocupada por las tropas bizantinas del general Belisario, enviadas por el emperador Justinian I para reconquistar Italia.
El papa anterior había afirmado la independencia doctrinal de Roma, pero ahora la Sede Apostólica se encontraba bajo la sombra del poder imperial.
Silverio, hijo del papa Hormisdas —antes monje del monasterio de San Erasmo en la isla de Ponza—, fue elegido Papa el 8 de junio del año 536, con el apoyo de los ostrogodos que aún controlaban parte de la península itálica.
Su elección se realizó según la disciplina romana, pero el nuevo contexto político lo colocó de inmediato en el centro de un conflicto entre Oriente y Occidente, fe y poder, fidelidad y traición.
⚔️ El conflicto con la emperatriz Teodora y el patriarca Antimo
La emperatriz Teodora, aún influida por las corrientes monofisitas, no había olvidado la firmeza con que San Agapito I había depuesto a su protegido, el patriarca Antimo.
Buscó entonces restaurarlo en su sede, utilizando la presión política para doblegar al nuevo Papa.
Envió órdenes secretas a Belisario y su esposa Antonina, instándolos a obligar a Silverio a restablecer a Antimo en Constantinopla y a reconciliarse con los monofisitas.
Pero el Papa se negó rotundamente, afirmando que su deber era custodiar la fe calcedoniana y no obedecer a los deseos de la corte imperial.
“Podrán quitarme el trono, pero no la fe que confieso.”
Esta fidelidad absoluta a la verdad evangélica desencadenó la tragedia que marcaría su breve pontificado.
🕯️ La conspiración y el exilio
La emperatriz, al ver frustrados sus planes, urdió una conspiración.
Belisario, presionado por su esposa Antonina —amiga personal de Teodora—, acusó falsamente a Silverio de traición y de connivencia con los godos.
El Papa fue arrestado, despojado de sus vestiduras pontificias y deportado a Patara, en Licia (Asia Menor).
El obispo de Patara, al conocer las circunstancias, viajó a Constantinopla para interceder ante el emperador Justiniano, quien —impresionado por la injusticia— ordenó que Silverio fuese restablecido en su sede.
Pero antes de que pudiera regresar a Roma, los aliados de Teodora bloquearon su retorno: fue confinado nuevamente en la isla de Ponza, donde murió el 20 de junio de 537, víctima del hambre y el abandono.
Murió como mártir de la fidelidad, entregando su vida por la verdad de la Iglesia.
📜 Significado teológico y eclesial
La historia de San Silverio es uno de los testimonios más conmovedores del precio del primado apostólico.
Su martirio no fue por manos paganas, sino por la persecución interna de un poder que intentó someter la fe a la política.
Desde el punto de vista doctrinal, su resistencia al monofisismo y al cesaropapismo bizantino consolidó tres principios fundamentales:
🕊️ El testimonio espiritual de un Papa humilde
Antes de ser elegido, Silverio había sido un monje silencioso, dedicado a la oración y al servicio.
Su ascenso al trono pontificio fue un peso más que un honor, una cruz más que una corona.
Su vida refleja el ideal del pastor que defiende a su rebaño aun a costa de sí mismo, sin usar la violencia, sin buscar poder, sino permaneciendo fiel al Evangelio.
Su memoria fue posteriormente vindicada por la Iglesia, que lo reconoció como mártir de la fidelidad petrina, y su nombre figura hoy en el Martirologio Romano.
🔑 Enseñanza apologética
San Silverio nos enseña que:
Su vida resume en un acto silencioso lo que significa el “Camino en la Sucesión”: custodiar la verdad, incluso si ello cuesta el trono o la vida.
“El poder de Pedro no muere con su siervo; su fuerza está en la roca, no en la corona.”
📖 Reflexión para el oyente
En una época donde la fe puede ser instrumentalizada por ideologías o poderes, la historia de San Silverio recuerda que la fidelidad a Cristo tiene un precio.
Su testimonio desafía a los creyentes de hoy a preguntarse:
¿defiendo la verdad aunque me cueste reputación, comodidad o poder?