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Programa: Camino en la Sucesión – San Evaristo, consolidando la estructura de la Iglesia

  • Segundo Álvarez
Date preached September 20, 2025
  1. Introducción

Bienvenidos a este nuevo episodio de Camino en la Sucesión, un proyecto de CIVIC-ODM en el que recorremos juntos la historia de la sucesión apostólica desde San Pedro hasta los primeros Papas, mostrando cómo la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, ha mantenido fielmente el depósito de la fe.
Hoy nos detenemos en la figura de San Evaristo, el quinto Papa de la Iglesia, que gobernó entre los años 97 y 105 d.C., en tiempos del emperador Trajano.

  1. Contexto histórico

Roma vivía bajo un imperio en expansión. Trajano consolidaba conquistas, pero en el ámbito religioso se mantenía la tensión entre el culto oficial romano y la creciente comunidad cristiana. Aunque no hubo una persecución sistemática en este período, la fe cristiana seguía siendo vista como una amenaza al orden imperial.
En este marco de relativa calma, pero siempre bajo el riesgo de la hostilidad social y jurídica, San Evaristo continuó la misión de fortalecer la organización de la Iglesia.

  1. Lugar en la sucesión apostólica

San Evaristo fue el quinto sucesor de Pedro después de Lino, Anacleto y Clemente.
Su presencia en las listas episcopales antiguas, como las de San Ireneo de Lyon y Eusebio de Cesarea, confirman la continuidad de la línea apostólica en Roma.
Este dato no es menor: la Iglesia ya mostraba una clara conciencia de la sucesión, donde la autoridad del Obispo de Roma no dependía de la fuerza política, sino de la transmisión fiel del ministerio recibido de los Apóstoles.

  1. Su legado y contribuciones
  • Consolidación jerárquica: Según la tradición, San Evaristo organizó de manera más clara la estructura de las parroquias de Roma, dividiendo las comunidades en “títulos” o iglesias domésticas y confiando su cuidado a presbíteros. Con ello se sentaban las bases de una red pastoral sólida.
  • Refuerzo del ministerio episcopal: Definió la función del obispo como centro de unidad frente a las herejías y tensiones internas. Así la Iglesia de Roma se convirtió en modelo de referencia para otras comunidades.
  • Sacralidad de la liturgia: Se le atribuye la introducción de normas para la celebración eucarística, subrayando el papel del obispo y del presbiterio en la santificación del pueblo.
  • Testimonio martirial: Aunque las fuentes no son del todo claras, la tradición sostiene que Evaristo murió mártir, lo cual confirma la íntima relación entre el ministerio petrino y la entrega de la vida por Cristo.
  1. Perspectiva apologética

La figura de San Evaristo nos recuerda que la Iglesia no nació desordenada, sino que desde el inicio los Apóstoles y sus sucesores comprendieron la necesidad de un ministerio jerárquico para custodiar la fe.
Frente a las objeciones de quienes ven en la Iglesia primitiva una comunidad puramente “carismática” y sin estructura, San Evaristo demuestra que la sucesión apostólica y la organización pastoral no fueron invenciones posteriores, sino parte del designio divino para garantizar la unidad en la verdad.

  1. Conclusión

San Evaristo nos muestra que, aun en tiempos de aparente calma política, la Iglesia continuaba cimentando su identidad en la sucesión apostólica, en la liturgia y en la unidad doctrinal.
Su vida y su ministerio nos invitan hoy a valorar la continuidad de la fe y a comprender que cada Papa, desde Pedro hasta nuestros días, es un eslabón en esta cadena viva que nos mantiene unidos a Cristo.

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