🕊️ Meditatio – Segundo Nivel: Conversión
La conversión no es un evento, sino un camino diario. Cada jornada laboral, cada conflicto, cada fracaso y cada logro es una oportunidad para volver el rostro hacia Dios. El […]
La conversión no es un evento, sino un camino diario. Cada jornada laboral, cada conflicto, cada fracaso y cada logro es una oportunidad para volver el rostro hacia Dios. El […]
Este es el primer paso del Camino O.D.M.: despertar para ver que Dios actúa en lo cotidiano, que Su presencia habita el tiempo de trabajo y que cada jornada puede ser una liturgia viva, una ofrenda de amor y servicio.
El liderazgo no es una posición, sino una vocación al servicio. Cada vez que guiamos con humildad, cada vez que elegimos el bien sobre la conveniencia, cada vez que priorizamos […]
Reflexión: A veces buscamos grandes señales para reconocer la voluntad de Dios, pero Él se manifiesta en los gestos más sencillos: levantarse, orar, agradecer, amar. La verdadera santidad no consiste […]
A veces Dios nos habla no a través de la Escritura, sino del silencio, de los sueños o de los pequeños gestos de cada día. Hoy, una simple imagen —unas […]
El carisma y la estructura son como el corazón y los huesos del mismo cuerpo.
El primero da impulso, el segundo sostiene.
El primero ama, el segundo persevera.
Y en la unidad de ambos palpita la Iglesia viva.
“La Iglesia sin Espíritu es un edificio sin alma;
el Espíritu sin Iglesia, un fuego sin altar.”
Sabiniano, sin pretenderlo, completó la obra de Gregorio.
Donde el santo había encendido el amor, él trazó los límites que lo harían durar.
Así, el Espíritu mostró una vez más que la santidad no siempre se mide en fervor, sino en fidelidad.
El Papa Magno fue la aurora;
Sabiniano, el mediodía que consolidó la luz.
Y entre ambos se cumplió el misterio del orden divino:
la Iglesia, guiada por el Espíritu, siempre equilibra el fuego y la piedra,
para que la verdad se mantenga y el amor no se apague.